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Conglomerate 451: Nada nuevo en el futuro cyberpunk.

Bueno… ya el título dice bastante, pero en fin, hay que comentar el juego. Desarrollado por RuneHeads y distribuido por 1C Entertainment (que ya distribuyeron de Devil’s Hunt), llega Conglomerate 451. «Y es un juego… correcto.” diría yo, parafraseando a cierto youtuber de anteojos que hablaba sobre cierta película muy conocida (y que me gustó). Y diría que el juego es “correcto” porque sí, cumple con lo que propone pero… el problema es cómo lo cumple.

Conglomerate 451. Una historia que ya vimos en los 90’s

Luego de una pantalla de título con los colores gritando “éste es un juego de género cyberpunk!” con sus tonos fluorescentes sobre oscuros, elegimos lo usual: Empezar, nueva partida bla, bla, bla. Ok. Genial. Pero acá es donde comienza a tambalearse, ya que la ambientación se entrega por medio de un texto que nos dice “Año 2099, Ciudad Conglomerado está en guerra (…) Las Corporaciones corruptas controlan toda la actividad criminal (…) el gobierno le otorgó poderes especiales a agencias que deben restaurar el orden… a cualquier precio.”. Como se ve, la historia es bastante repetida, cuando menos.

No jugaremos como un soldado perteneciente a una Agencia, sino que comandaremos las acciones de los agentes, en una lucha por turnos, algo que muchos recordarán de juegos como X-COM.

Al pasar a la acción tendremos que enfrentar una misión, a modo de tutorial. Durante el enfrentamiento final, perderemos al equipo de agentes en una explosión, fallando la misión, ya que todo fue un simulacro. Se trataba de una misión “del tipo Kobayashi Maru”… Una más que clara referencia a Star Trek (ya que así se llama el entrenamiento de la Flota Estelar para medir la respuesta ante el fracaso). Como sea, somos contratados como el nuevo director de la Agencia, y debemos reestablecer el orden, quitando influencia a las corporaciones corruptas que mencioné antes. Y ya está.

Francamente no hay mucho más que contar, ya que a través de las misiones, al completarlas se irá restando control a las cuatro corporaciones principales del Sector 451.

Una jugabilidad demasiado arcaica para los tiempos modernos.

Pasemos entonces a la jugabilidad. Conglomerate 451 se trata de un RPG, de estilo dungeon crawler MUY “a la vieja escuela”. El desplazamiento del equipo (en una aparente primera persona) se realiza en movimientos rectos y giros de 90 grados con botones dedicados al giro, mientras somos acompañados por una inteligencia artificial que nos va hablando con un tono muy informal y manteniendo actualizados. Algo completamente arcaico, pero que podría encontrar quien lo aprecie, ya sea por la nostalgia de recordar los años 90s y Windows95, o por ser algo que prácticamente ya no se ve. Usaremos, como dije, a un grupo de agentes, clonados en las instalaciones de la Agencia. Nuestros soldados, como puede intuirse, si mueren, se pierden definitivamente, debiendo reemplazarlos por medio de la clonación.

Respecto al combate, el jugador pasa a la acción cuando se topa con los enemigos que puede ver en el escenario. Hay que aclarar que aunque uno vea a los enemigos en los alrededores, si no se llega hasta su radio de efecto, el combate no comenzará. Se puede decir que los modelos están para marcar en qué parte del mapa se va a desarrollar el enfrentamiento. En los mapas de Conglomerate 451, que aparentemente son generados proceduralmente, encontraremos algunos NPCs que nos pueden proveer de elementos para consumir y ganar alguna ventaja. También podemos recorrer diferentes lugares en cada misión, encontrando algún que otro secreto, en forma de consumibles o “mejoras cibernéticas” para usar en nuestro equipo de agentes. Los combates son un tanto repetitivos, aunque pueden entretener, pero no dejan mucho lugar a la imaginación o a la variedad.

Apartados… correctos.

La personalización es algo que tiene su cuota de protagonismo en Conglomerate 451, ya que a la hora de clonar a nuestros nuevos agentes, podremos elegir qué tipo de especialidades tendrá, así como sus ataques y características. Después de todo, es un RPG. Además podremos ir agregándoles mejoras que vayamos encontrando o desbloqueando según avencemos en las misiones. Además, contaremos con diferentes áreas de la agencia que se pueden ir desarrollando, por medio de compras de tecnologías. Como en X-COM.

En cuanto a gráficos y sonido… No son “malos”, pero tampoco son destacables. La música de Conglomerate 451 es correcta, una vez más, y los efectos de sonido, son apropiados para ciertos ataques y eventos. Y aunque el tono y la personalidad que tiene nuestra IA compañera es muy de “compi”, puede decirse que vuelve un poco más llevadera su permanente presencia. Los gráficos sí, son bastante atrasados para un juego que se lanza en 2020, pero tampoco son de lo peor que se puede encontrar, cumplen su función, y no son tan repetitivos como para que sea molesto.

Conclusión

En conclusión, Conglomerate 451 no es un juego que yo podría recomendar… o por lo menos, los desarrolladores me lo pusieron difícil. No aporta una historia atrapante que compense ciertos fallos en cuanto a la jugabilidad. Tampoco aporta gráficos y animaciones que compensen con espectacularidad la falta de una guión ya repetido en muchas películas y series (y juegos) de Clase B. Hay combates por turnos, hay mapas que se pueden recorrer para encontrar cosas, se pueden hackear algunos sistemas por medio de minijuegos sencillos… pero poco más. Tal vez aumentando la dificultad puede llegar a entretener más, o representar un desafío un tanto mayor, pero tampoco cuenta con la variedad necesaria para justificarlo, al menos en mí opinión.

Se propone presentar un mundo distópico, lluvioso como Blade Runner, marcando que sí, es de temática cyberpunk, con gente con implantes… pero se queda ahí. Desgraciadamente, es un juego, correcto, sí… pero que difícilmente sobresalga entre sus pares o que sea muy recordado en el futuro.