World of Warcraft Classic se lanzó el 27 de agosto y nos inunda el corazón de viejos recuerdos.
Corría el año 2004. Todos estábamos enloquecidos completamente con adquirir nuestra licencia de World of Warcraft. En esos tiempos, no todos teníamos acceso a internet en nuestras casas. Por eso, tampoco hay forma de olvidarnos de las largas horas dentro de los famosos ciber-café. Lugares donde, entre la oscuridad de la sala y la luminosidad de los monitores, quedábamos como una legión de freaks metidos en un mundo digital que no existe.
Pero este lugar no es que no exista del todo. Si bien no es un mundo tangente como en el que sufrimos para ganarnos el pan de cada día, era real para nosotros. Un mundo que por siempre quedará metido en nuestros corazones sin importar lo que pase. Donde uno dejaba de ser el simple Matías estudiante para convertirse en el elfo de la noche pícaro llamado Motilad. Donde, a pesar de existir personajes más fuertes que yo, en ningún momento me sentía por detrás de todos ellos. Solo me hacían falta algunas horas de juego y el drop correcto.
Fueron incontables las horas que pase jugando World of Warcraft en su momento. Fueron un montón los amigos que hice en diferentes partys para conseguir completar las quests. Ni hablar de las legendarias batallas entre la horda y la alianza.
Hoy, quince años más tarde, podemos acceder a lo que es la versión renovada de ese primer WoW llamada «Classic». La gente de Blizzard intenta salir a flote luego de quitarnos los servidores de Overwatch en la región con esta «nueva» entrega del juego que nos enamoró hace tiempo. Gráficos renovados alcanzando nativamente los maravillosos 4K y un sistema de juego igual al que nos enloqueció en aquella época. Vuelve el arranque desde nivel cero, vuelven los árboles de habilidades clásicos, vuelve TODO.
Y es el día de lanzamiento cuando me vienen tantas lindas imágenes no solo propias si no de otra gente jugando WoW como el inevitable y más famoso hecho en la comunidad de los videojugadores que es Leeroy Jenkins. Todos conocemos la legendaria historia y de no ser así los invito a hacer una corta investigación sobre el tema. Como jugador, no hay momento que me dé más bronca y gracia.
Inevitablemente, ya no tengo la edad para jugar World of Warcraft y no me refiero para nada a ser viejo. En estos días donde me levanto tan temprano y me acuesto tan tarde no logro encontrar tiempo para volver a ser Motrilad. Me encantaría poder vivir dentro de ese mundo fantástico donde mi vida cambio. Solía pasar 12 horas frente al monitor cazando monstruos y subiendo niveles sin parar. Por otro lado, hoy en día no cuento con esa cantidad de tiempo. La realidad es que o se vive en Azeroth o se vive en la Tierra. No existe punto medio.
Tal es así, que para revivir toda esa comunidad y ese ataque a la nostalgia, en Blizzard, reabrieron foros. Los mismos foros que existían en aquel momento. Todo para que puedas encontrar a tu vieja party y que todos vuelvan a la acción en una unidad como en los viejos tiempos a recorrer todo ese mundo en el que solíamos vivir.
WoW es tan famoso en el mundo de los videojuegos porque se convirtió en todo lo que queríamos ver y más. Nos permitió meternos en ese mundo bélico y mitológico dejándonos ser parte de él y construyendo nuestra propia historia ahí dentro. Nuestras vidas cambiaron rotundamente y muchos llegaron exclusivamente a vivir para él. Fue tan grande en su momento que la serie estadounidense South Park tiene un capítulo dedicado por completo al videojuego (mi episodio favorito). Y por fin, podemos revivir todo ese mundo como si nada hubiera pasado y volviéndonos a enamorar de todo eso.
Como dije antes, no creo poder volver a jugar WoW pero realmente me hace muy feliz saber que los viejos tiempos están de vuelta y que en cualquier momento puedo llegar a caer en Azeroth para cazar algunos monstruos. Creo que no era necesario que vuelva. Pero gracias Blizzard.
