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Review: Ready or Not

Grace (Samara Weaving) acaba de contraer sagrado matrimonio con Alex Le Domas (Mark O’Brien), uno de los herederos de una fortuna cuya riqueza descansa en los hombros de la centenaria compañía familiar, fabricante de juegos de mesa clásicos. Tras la ceremonia en la mansión de su flamante familia política, Grace se prepara para su noche de bodas, pero los Le Domas tienen otros planes. Es su tradición jugar un juego de mesa, de su creación, junto a la nueva integrante del clan al finalizar el día de la boda. Si bien puede parecer una costumbre particular, la sorpresa de Grace será aún mayor al descubrir que el juego en cuestión consiste en sobrevivir hasta el amanecer evitando ser asesinada por sus nuevos parientes, temerosos de una maldición que podría caer sobre ellos si no llevan a cabo el sacrificio.

Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett (“Devil’s Due”) son los encargados de dirigir esta película que, a simple vista, por lo menos en su historia, se asemeja a “You’re Next” (2011) de Adam Wingard. Pero que en su forma son bastante distintas entre sí, diferencia bien marcada y fácil de observar en el uso de comedia negra y menos suspenso en “Ready or Not”.

A medida que avanza la película esta se vuelve una odisea, sufrida por nuestro personaje principal, que combina todo el tiempo y de forma ágil lo lúdico y lo macabro.  No es de extrañar que en el momento del primer punto de giro los personajes entren a un salón, la cámara se quede afuera de este mientras cierran la puerta y el espectador se quede viendo una puerta decorada como una caja de juegos. Simbólicamente nuestros personajes entraron al juego en el momento que entraron a ese salón o mejor dicho en el momento que entraron a esa caja de juegos creada por la misma familia millonaria.  La mansión durante mucho tiempo va servir a la vez como caja o tablero de juegos donde sucederán los eventos. Además, la película tiene un dinamismo efectivo para jugar todo el tiempo al límite del verosímil y así sacar lo mejor de cada secuencia.

En el cast podemos encontrar a actores como Samara Weaving (que a simple vista es un calco de Margot Robbie), Adam Brody como Daniel (el alcohólico hermano mayor), Melanie Scrofano como Emily (la hermana drogadicta que no puede hacer nada bien), Andie MacDowell como Becky (la madre protectora) y Henry Czerny como Tony Le Domas (el padre).

Es inevitable unir el guion de Guy Busick y Ryan Murphy con la actualidad social y política de los Estados Unidos, una realidad en la cual las clases altas parecen disfrutar todos los privilegios que se son negados al resto. Pero los guionistas para camuflar sus ideales se apoyan demasiado en el lado de la comedia negra y así lograr en vez de una declaración de pensamientos, una sátira de la lucha de clases.

La película de 95 minutos de duración brilla por momentos al igual que decae en otros. Se podría decir que son tres los aspectos en donde brilla la película: sentido del humor negro, escenografías impecablemente hermosas y personajes que por momentos ofrecen actuaciones hilarantes. El problema es que de estos tres aspectos solo uno se sostiene a lo largo de la película. Los reiterados chistes negros dejan de causar humor en un punto porque ya es sabido con que van a bromear, lo que nos causa gracia en un principio ya no lo hace hacia el final. Las actuaciones que son hilarantes en un principio se tiñen durante el desarrollo de previsibilidad y los personajes terminan siendo caricaturas y un reflejo de la problemática que sufren los chistes, también se vuelven predecibles.

Matt Bettinelli-Olpin y Tyler Gillett en “Ready or Not” nos plantean una lucha de clases y un reflejo de la problemática de Estados Unidos, en un tono de comedia negra que se va disipando a medida que avanza la película. El cast nos ofrece actuaciones hilarantes por momentos y por momentos no. En una semana que escasea de estrenos interesantes, «Ready or Not» nos da un respiro que siempre viene bien.

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